Voy a iniciar este escrito haciendo una confesión que seguro coincide con varios colegas de mi generación (de mi época en términos amplios): llegué a la psicología social cuando me encontré con la obra de Erich Fromm.
No es raro que cuando iniciamos una formación universitaria lo hagamos con un conocimiento vago de lo que esto implicará en realidad y, por supuesto, a los psicólogos nos pasa igual. El primer imaginario suele ser colocado en la práctica clínica y por supuesto que antes de las redes sociales ese se alimentaba sobre todo por las novelas escritas y las películas que tocaban el tema.
En mi caso me «tope de frente» con Erich Fromm en una biblioteca que se fue construyendo con la donación de libros en la colonia en que viví y crecí durante mi niñez y juventud. La biblioteca tenía el servicio de préstamo a domicilio y durante mi tiempo de estudiante de secundaria y preparatoria me volví visitante asiduo, sobre todo, por que me gustaba que me permitieran hojear cada libro sin tanta pregunta, sin que me hicieran grandes recomendaciones y con toda la libertad para quedarme durante el tiempo que quisiera o llevarme hasta cinco libros por cada visita. Supongo que esas eran las ventajas de tener cerca una biblioteca incipiente y sin nada de burocracia.
Posiblemente quien donó el libro que encontré de Erich Fromm tampoco tenia mucha idea de quien era él, no me parecía el tipo de libros que llegaban ahí, pero entiendo que era (y lo sigue siendo) uno de los libros más populares de este psicoanalista- marxista alemán, como ya lo habrá adivinado el lector, me refiero a «el arte de amar». Así fue que me encontré con este autor y su nombre comenzó a cobrar sentido para mí.
Mi lectura por supuesto era más bien caótica, en cuanto había muchos términos que no entendía y muchos temas me llamaban a leerles, eso era parte de la riqueza de esa experiencia «leer desordenado» sin fechas, sin entregas de reportes, sin pretensiones académicas, ¡puro goce!
Me olvidé del autor y volví a escuchar de él en una clase de psicología durante el bachillerato, su nombre ya ligado al psicoanálisis que para mí era algo que parecía poco más que interesante. Finalmente, decidí estudiar psicología y uno de los primeros autores que llegaron para mí fue Erich Fromm, y su libro «El miedo a la libertad», otro nombre muy sugerente para mi.
Aunque siempre tuve la intención de leerlo con más orden y menos prisa, en realidad no lograba hacerlo, ya que las lecturas siempre estaban ligadas a trabajos escolares, programas formativos, caprichos de profesores y otras tantas «linduras» de la vida escolar, además un gran problema ¿por donde se comienza y termina de leer a un autor tan prolijo?, se sabe de más de 400 trabajos escritos en diversos idiomas, y de ellos al menos 139 traducidos al castellano.
Bien, pues después de esta larga introducción, vuelvo acá porque hace poco me encontré con el trabajo de Antoni Talarn Caparrós, quien tuvo el tino de publicar un artículo con una cronología de la obra de Fromm en castellano, «Para leer a Erich Fromm en castellano», por supuesto que leer el artículo me llena de esa curiosidad primera como cuando «me tropecé con Fromm» en aquella biblioteca del barrio.
No tengo ninguna intención de leer la obra completa, sería un trabajo extenuante y muy ambicioso para mí, pero sí me hace la invitación a leer al menos sus libros publicados en castellanos en orden cronológico en que se escribieron, recuerde el lector que algunas cosas se publicaron traducidas al español a destiempo y de algunas se han dado imprecisiones de fechas. Así que la lectura propuesta será en el orden de fechas en que se escribió independientemente del idioma, de la editorial y de las circunstancias de publicación en castellano. No tengo mayores pretensiones que citar a esos libros a un rencuentro, de retomar las notas en aquellos que conservo, de buscar los que en su momento no pude leer y claramente que sería por el puro gozo de quien se encuentra a un compañero de viaje casi treinta años después de su primer encuentro.
Ya les iré actualizando de lo que nos da este encuentro.
Rodrigo Rodríguez, Enero, 2024
comiensa. 