Por: Rodrigo Rodríguez
Tuve la fortuna de conocer a la Dra. Laura Collin durante el 1er Encuentro Nacional de Agricultura de Responsabilidad Compartida, de la red Urgenci Latinoamérica, que se realizó en Morelia y Patzcuaro Michoacán en México del 6 al 8 de julio 2017.

Dra. Laura Collin, julio 2017 Foto: Rodrigo Rguez
Durante el encuentro pude escucharla y participar en un taller que coordinara explicando la construcción de mercados locales. Aprendizaje que agradezco por la oportunidad de compartir de cerca con varias organizaciones que creen en la economía solidaria para la creación de canales de intercambio, y en la adquisición de compromiso entre productores agrícolas y mercados alternativos.
Debo confesar, sin embargo, que el encuentro representó un descubrimiento personal, ante la diversidad de formas asociativas adoptadas y la satisfacción de saberme acompañado mientras yo mismo acompaño propuestas similares. Quedó claro en el encuentro que dichas propuestas están en construcción, pero que ya están haciendo aquello que se ve como futuro deseado, haciendo lo posible, lo que llamamos utopía, que como acertadamente lo dice la Dra. Collin, se concreta mediante: “Prácticas pre figurativas, que construyen nuevas relaciones sociales, aun en el seno del capitalismo, donde emergen nuevas subjetividades y conductas reformuladas” (Collin Harguindeguy, 2014, p. 137).

Portada de libro. Economía Solidaria: local y diversa
Después de compartir en ese grupo, el libro de la Dra. Collin, Economía Solidaria: Local y diversa, se convirtió en lectura obligada para mí.
En el libro se puede entender la necesidad de una nueva forma económica ante la crisis civilizatoria que trastocó los procesos económicos de la atención de necesidades a la acumulación como propósito. Los intentos por una nueva economía y por una nueva manera de relacionarnos no son pocos, pero lograrán ser verdaderamente relevantes cuando esta nueva economía pueda reproducirse a sí misma de manera autónoma sin recurrir al capitalismo.
Propone sacar el dinero del centro de todas las relaciones, despojar a la economía del trono que ha tomado como la única poseedora de verdad, la cual dicta que aquella actividad que no se destina al lucro o a la toma de ventajas es irracionalidad. Voltear a ver otras racionalidades, una racionalidad distinta que valora y prioriza diferente.
No se trata de crear formas asociativas que disfrazan viejas prácticas en torno a un “capitalismo suave”, sino ir a la medula del mismo y ser coherente con ir contra el consumismo, sin que necesariamente nos enarbolemos en las grandes banderas ideológicas, pero con sí con un profundo rechazo por aquello que va en contra de la vida, del reconocimiento del otro, de la extinción de lo convivial.
Recuperar nuestras capacidades productivas, entrar en mercados locales, localizados, que existen con personas con nombre y apellido y que no se pierden en el anonimato del lenguaje de expertos que hacen parecer que los mercados son autónomos sin intereses de por medio.
Es menester generar mercados incluyentes que valoren la cualidad, y la calidad de largo tiempo, tanto en los bienes y servicios como en quienes los proporcionan. Mercados que consumen menos energía y proporcionan más trabajo.
En buena medida el mercado debe cambiar desde la demanda, es decir, desde la satisfacción de necesidades y no desde la oferta que necesita necesariamente de la compulsión de consumir.
Hay una pista a manera de consigna: “producir más, comprar menos consumir mejor”

Parte de los asistentes al 1er Encuentro Nacional de Agricultura de Responsabilidad Compartida. Michocán, México, 2017
El libro es analítico, no se queda en las respuestas fáciles desde lo deseado, se interesa por los datos, por el contraste empírico. Pero además, es propositivo, con ejemplos claros y cercanos, con preguntas sugerentes que retan al lector. Es una invitación a cuestionarse, pero a ir construyendo aún en la duda, sin esperar el mapa completo, a ser sujeto, actor de cambio y no ceñirse a la contemplación.
Collin Harguindeguy, L. (2014). Economía solidaria: local y diversa. Tlaxcala, México El Colegio de Tlaxcala.