El consumo y su (i)rracionalidad
Bastó platicar con él un momento y hacer un par de preguntas para concer sus «razones».
El deseo y el impulso lo llevaron a caminar en búsqueda tienda por tienda. Parecía claro, no podía seguir caminando en las calles sin escuchar música con buena calidad de audio, necesitaba agenda electrónica, acceso a internet y todos los gadgets posibles en un solo aparato…además la imagen de si mismo frente a otros cambiando la pantalla y escogiendo la “mejor”, se asemejaba a las personas de éxito de las que todos hablan o al menos de la que él con su miopita inducida alcanza a ver.
Estaba más que claro, el éxito es: un hombre, adulto joven, con sonrisa brillante, arrojado, frente a las posibilidades que obviamente, llegan vía internet y que él atrapa porque tiene un I Phone.
Caminaría por la Colonia Americana, visitaría los cafés aparadores, mandaría mensajes vía Twitter, (porque Facebook es para los chismes) y hablaría de lo bien que se ve la ciudad llena de oportunidades, de lo rico que está su café traído de Colombia y todos mirarían sus mensajes. Los mensajes que publicó en Twitter y los que mandaria con sus acciones sin decir palabras. Sonreír un poco cuando escriba en el nuevo aparato, tomarse una foto a si mismo y mandarla en ese mismo momento, con alguna leyenda que termine en algo así como : «…jajajaja «.
Porque todo el mundo sabe qué es un I Phone, porque todos quieren una Mac. Porque son necesarias dos cosas: que todos sepan qué son esos aparatos y que todos sepan que “los necesitan”, además de estar conscientes de que no todos pueden comprarlos, «al menos no el de última generación».
Es muy fácil: «tengo I Phone y Mac, mis referentes culturales son distintos de aquel que tiene ‘celular de lamparita y radio’. Mis cosas son perfectas para el manejo de un buen software», aunque solo use Word y el internet mientras no tiene nada más que hacer.
Todos nos damos “gustitos”, toda celebración está enfocada al gasto, a lo costoso, “mientras más costo más inversión afectiva y más ritualización de los significados asociados”, o dicho de otra forma: gasta más, me quiere más, me ofrece más, me da más seguridad, somos más felices.
Ahora que tendrá un I Phone se llenará su cuenta de nuevos amigos en redes sociales de internet, no tendrá ni un fin de semana sin invitaciones a salir. Pero algo me dijo clarrito : «Es bien raro, pero cuando tengo el deseo de salir a comprar algo, sin comparar opciones y sin atender a sugerencias de no hacerlo, sucede que al final del día hay un vacío que no lo llenó lo comprado».
Pero no es momento de detenerse a pensar en esas cosas. Su I Phone le recordará quien es, quienes son sus amigos, que por supuesto coincide con los que en todo momento se conectan a internet, mostrará sus fotos en las que dice sin palabra alguna qué compró, a donde viajó con quien festejó y por supuesto «lo feliz que es todo el tiempo».
Pero pese a toda proyeccion, cuando tuvo en mano su nueva adquisición realizó
el recorrido planeado y por supuesto que no coincidió con lo que tenía pensado. Gastó más de lo que tenia planeado hacer, no es tan práctico “meterle” ¿su? música, tiene nuevos gastos como el uso del internet, sus amigos en redes sociales siempre acuerdan reunirse un día que no llega.
Ahora me queda claro que fue la inducción publicitaria la que lo trajo hasta este lugar a mirar su I Phone que no suena y que estando dentro de casa nadie ve.
Consumir puede ser un espacio para pensar pero tendrá que tener al menos algunos requisitos:
· Oferta vasta y diversificada de bienes, pero acompañado de acceso fácil y equitativo para las mayorías;
· Información clara y confiable sobre la calidad de los productos, pero con posibilidades reales que sean los consumidores quienes determinen la información necesaria y la posibilidad de refutar a las “mentiras de la propaganda”.
Consumir sin cuestionar, es decir consumir irracionalmente, tienen consecuencias que van desde la insatisfacción personal, hasta pobreza en la oferta cultural que cada vez tiende a clonar patrones que se producen y reproducen en serie.
Cierto, consiguió un I Phone, pero perdió un espacio para pensar.
Nota personal:
Y todo eso se pone uno a pensar despues de leer «El consumo sirve para pensar» de N. García Canclini