Desarrollo Comunitario, Estudios psicosociales y psicoantropológicos, Psicología Social

Intervención psicosocial. (Parte 1) ¿Por qué el cambio no está en uno mismo?

Por: Mtro. Rodrigo Rguez.

A grandes rasgos para todos parece estar claro que psicología social, se sitúa precisamente en el límite de lo personal y la estructura social en la que interactúa la persona. Teóricamente se han desarrollado conceptos y propuestas analíticas, que sin embargo, en el terreno de la intervención, en repetidas ocasiones no logra quedar totalmente explicado.

Podemos decir que la intervención psicosocial busca el cambio de lo que se considera problemático o con miras a mejorarse, pero al estar en entre el plano psicológico y social ¿Qué debemos esperar, el cambio social o el cambio personal?

En respuesta a esto y para dilucidar esta situación diremos que el cambio inmediato en el que busca incidir es el plano social y el resultado final lo esperamos en el cambio en la persona. Más específicamente, se busca afectar la estructura social, grupal u organizativa en la que se mantienen las condiciones para la aparición de un fenómeno social y sus resultantes problemas psicológicos.

Sin restar importancia a los aspectos y motivaciones personales, una intervención de este tipo está lejos de la premisa “El cambio está en uno mismo”, ya que de ser así se daría por hecho que la persona es, efectivamente, un “individuo”, es decir, un ser aislado del contexto en el que se favorece la aparición de cierta conducta, emoción, o cognición.

Intervención psicosocial

Imagen: Elaboración propia con base en la propuesta de Sabino Ayestarán

La piscología social en el plano de intervención comunitaria y de las organizaciones, apela a afectar la estructura de tal manera, que sea promotora de condiciones para la resolución de problemas propiamente psicológicos.

La labor del psicólogo social en este caso, es identificar como están correlacionados sistemas o estructuras sociales con personas concretas, y en todo caso, determinar cuál será el nivel en que incide con su intervención, los resultados esperados, las variables a considerar, su método de intervención, la técnica que utilizará para ello y los indicadores objetivos y/o subjetivos de este cambio.

Es decir, para hacer intervención psicosocial, no es suficiente con intervenir en un grupo, ni utilizar dinámicas y técnicas grupales, es imprescindible tener la comprensión amplia de aquellos fenómenos que se atienden.

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Desarrollo Comunitario, Ecotecnologías, Psicología Social

«Nos venimos de Capilla porque allá no había vida, y yo creo que aquí la vamos a dejar» El huerto urbano como una manera de reencontrarse con el origen, con la actividad que mantiene vivo.

 

Por: Mtro. Rodrigo Rguez.

IMG_3174La colonia Ladrillera es, como lo dice en su nombre, un lugar donde la principal actividad económica es la producción de ladrillo y algunas artesanías.

Está enclavada en la periferia de la Zona Metropolitana de Tonalá, “La Villa Alfarera”. A pesar de la destreza en la producción de artesanía y de ladrillo, sus habitantes no son quienes gozan de las ganancias económicas producto de su esfuerzo. Por lo general trabajan para un intermediario que vende la plusvalía de lo elaborado.

Esta zona tiene en su historia varios intentos de desalojo promovidos por inmobiliarias que ven en estos terrenos la forma de maximizar sus ganancias ampliando la plancha de concreto para construir viviendas a nuevas familias que lo demandan.

Aun con estos intentos de desalojo, ya va la tercera generación de la familia viviendo en la Ladrillera. Incluso uno de sus hijos nació justamente ahí, en el patio de la casa donde hoy tiene el huerto. Don Pancho es uno de los fundadores.

Cuando recuerda el lugar de su origen comenta cigarro en mano, que si bien se recuerda la tierra, no se olvida que migrar es una manera de no morirse de hambre.

La elaboración de ladrillo no es tarea nada fácil, “te friega mucho, es muy pesado, pero en allá lo quieren contratar a uno pa’ acarrear el estiércol a la labor en canastas pizcadoras. Todo pa’ que te paguen un peso o uno cincuenta el viaje”. Razones como esta llevan a Don Pancho a aprender nuevas formas de ganarse la vida, “»Nos venimos de Capilla porque allá no había vida, y yo creo que aquí la vamos a dejar».

Don Pancho tiene un gusto por la producción de hortaliza, actividad que aprendió del padre y que comprendió que ayuda a completar la comida del día al día. Esta misma actividad y el amor por ella la ha trasmitido a los hijos y a los nietos.

Ellos mantienen en conjunto lo que visto desde el asfalto parece imposible, un huerto metido en la ciudad que todavía tiene la posibilidad de completar la necesidad diaria de alimentos.

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