Son aquellas que no fueron originalmente para venderse en el mercado. Así algunos ejemplos son: La tierra, el trabajo y el dinero.
Hay dos niveles de argumento. El primer es moral «es un error tratar a los seres humanos y la naturaleza como objetos cuyo precio se determine por entero mediante el mercado».
El segundo se centra en el papel del Estado para la economía: «las sociedades de mercados reales necesitan que el Estado desempeñe una función activa en el manejo de los mercados, y esa función requiere decisión de políticas; no puede reducirse a alguna suerte de función técnica o administrativa».